En la enigmática Siberia, al oeste de Yakutia, acontece desde hace muchos años una historia alucinante e inexplicable sobre unos objetos metálicos sobresalientes en el suelo. Son extrañas cúpulas de metal de color rojizo, parecido al cobre, a las que los lugareños le han dado el nombre de Calderos de Vilyuy.
En estas tierras inexploradas, cercanas a la cuenca del río Vilyuy, estos objetos esféricos han sido vistos por muchas personas. Los fenómenos inexplicables que ocurren alrededor de estas misteriosas piezas metálicas se han convertido en leyenda.
La Leyenda de los Calderos Rojos en el valle de La Muerte
Los calderos de Vilyuy son estructuras esféricas que miden entre 6 y 9 metros de diámetro. Ofrecen la apariencia de estar enterrados en el suelo y sus bordes son afilados. En la parte superior central presentan un agujero, como una especie de brocal o pozo, al cual se puede acceder mediante unas peculiares escaleras en el exterior. ¡Es como si se tratara de un acceso a otro mundo!
Aquellos que han entrado al pozo de estas esferas han referido que, pese a que estas estructuras están rodeadas de nieve o afuera hace mucho frío, la temperatura en su interior es cálida y muy agradable.
Alrededor de estos objetos similares a calderos volcados sobre el suelo ocurren fenómenos inexplicables. Por ejemplo, la vegetación crece de manera anormal y a los animales no les gusta acercarse a esta zona donde extrañamente la tierra en algunas partes presenta un enigmático color negro.
De hecho, entre los habitantes de esta región se cuenta la historia de un pastor que perdió gran parte de sus animales al intentar pasar por estas tierras negras.
¿Cuál es el origen de estos misteriosos Calderos de Vilyuy?
Estas cúpulas fueron avistadas por los residentes desde hace muchos siglos atrás y por ello bautizaron esta parte de la Taiga siberiana como “El lugar con calderos”. La zona donde se encuentran estos extraños objetos es temida por los lugareños, quienes afirman que las mismas sirven de morada a colosales ciclopes.
También existe la creencia de que la proximidad a estos cuerpos esféricos produce una serie de dolencias y malestares. Inclusive, se dice que los que han tenido la osadía de guarecerse allí del frío al poco tiempo mueren de extrañas enfermedades. Otros afirman haber experimentado una especie de asfixia al acercarse a estas cúpulas. ¡Es como si les faltara oxígeno!
Otro punto interesante acerca de estas cúpulas es que sorprendentemente aparecen y desaparecen a voluntad, por cuanto su visión se ha mostrado esquiva para muchos, especialmente para los extraños del lugar.
En cuanto a quienes han intentado extraer tesoros o algo de valor de estos calderos enterrados nunca más se les ha vuelto a ver.
Las expediciones a Yakutia en busca de los calderos
En 1853 el célebre explorador Dogmak, quien se internó en estas misteriosas tierras, dijo haber encontrado una especie de caldero muy grande hundido cerca de un arroyo. Observó que el mismo era de un material parecido al cobre, pero no era este metal. En su interior había árboles que crecían en forma extraña.
Otro quien exploró esta región avistando los misteriosos calderos fue Mijaíl Petrovich Koretsky, quien realizó tres viajes a esta zona en diferentes fechas (1933, 1937 y 1947), llegando a apreciar hasta 7 de estas esferas.
En varias oportunidades Koretsky intentó extraer una muestra del material pero fue imposible, pues no solo resistió los golpes sin fracturarse sino que incluso no se produjeron huellas o marcas debido al impacto, aunque se empleó un martillo y un cincel.
De acuerdo con el explorador, estas esferas presentan un material de revestimiento que igualmente es irrompible e incluso incólume ante los golpes o ralladuras, pues se intentó inútilmente fracturarla para extraer una muestra.
En una de esas oportunidades Koretsky y sus acompañantes durmieron a la intemperie, cerca de los calderos, no ocurriendo nada al momento. Pero asombrosamente, al cabo de dos meses, a uno de estos hombres empezó a caérsele todo el cabello.
Por su parte, a Koretsky también se le cayó parte del cabello, pero solo en el área de la cabeza que estuvo más próxima al suelo mientras dormía. En esta parte de la cabeza donde perdió el cabello también se produjeron tres puntos rojos dolorosos, los cuales mantuvo durante el resto de su vida.
Una fascinante esfera que corta el vidrio como si fuera mantequilla
En su última exploración Koretsky encontró cerca de una de los calderos una piedra negra en forma semiesférica y suave al tacto, la cual llevó consigo. Para su sorpresa esta piedra tenía la propiedad de cortar el vidrio ¡tan fácilmente como si éste fuera mantequilla!
Esta piedra negra se convirtió en toda una sensación en el poblado donde vivía Koretsky, donde los vecinos continuamente se la solicitaban en préstamo cuando necesitaban cortar cristales.
En la actualidad se desconoce el destino de esta misteriosa piedra negra, porque Koretsky se la regaló a su abuelo en 1937 y éste fue a prisión donde murió en 1968 sin revelar el paradero de esta esfera.
En otras épocas también ha habido diversos intentos por estudiar a profundidad estos calderos. Por ejemplo, en 1936 un geólogo intentó vanamente localizar estas misteriosas esferas.
Asimismo, en 1971 un cazador descubrió un inmensa esfera de metal en el suelo dentro de la cual dijo haber visto a tres seres muy delgados y de piel negra provistos de una especie de armadura de metal. Este cazador quedó fascinado por la visión e intentó volver en un segunda ocasión pero murió antes de intentarlo.
Igualmente, en 1979 se realizó una expedición arqueológica con el propósito de ubicar y estudiar estos misteriosos objetos de origen desconocido, pero fue en vano, pues resultó imposible dar con siquiera una de ellas. ¡Era como si se hubieran enterrado completamente!
En definitiva, Rusia encierra muchos misterios asombrosos y un buen ejemplo de ello son los calderos de Vilyuy, los cuales, si algún día vas a la región de Yukutia, puede que tengas la oportunidad de apreciar con tus propios ojos, y así comprobar que realmente parecen objetos de otro mundo.
