El Lago Baikal, situado en la llamada Rusia asiática, Siberia (y con puntos muy cercanos a Mongolia) es un lugar que evoca riqueza y pureza natural. Se trata de un lugar impresionante de Rusia que desde el año 1996 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Con más de 31.000 kilómetros cuadrados de superficie y zonas con una profundidad superior a 1600 metros, el Baikal está reconocido como el lago más profundo del mundo, pero no sólo por esto se ha ganado formar parte de la élite de los “Patrimonio de la Humanidad”, quizá también hayan tenido que ver, y mucho, otras de sus características que lo hacen tan especial:
– Tiene un gran número de especies animales y vegetales, la mayoría de ellas endémicas, es decir, que sólo se encuentran en esa zona geográfica. La más famosa de ellas es un mamífero, el nerpa, una foca que pasa toda su vida en este lago.
– Por lo que acabamos de decir, tiene un gran valor científico. Por ejemplo, de 52 especies de peces que se conocen en el lago Baikal, más de la mitad son endémicas y por tanto de total interés para su estudio.
– La transparencia de sus aguas. El 20% del agua dulce mundial no congelada se encuentra en el lago Baikal, lo que lo convierte en una gran reserva.
– El tren transiberiano lo bordea, ¡qué vistas!
– Es una zona turística perfecta para amantes de la naturaleza con más de 1800 kilómetros de senderos que siguen en plena ampliación gracias a un grupo de voluntarios que los mantiene y construye.
– Casi la mitad del año está cubierto por una capa de hielo que permite a niños y mayores disfrutar de él de un modo diferente: trineos, motos de nieve, quads y todo tipo de vehículos que te puedas imaginar, incluso rutas a caballo sobre la aparente fragilidad del transparente hielo.
– ¿No es suficiente con todo lo anterior?
Además, si viajas a la zona con el tren transiberiano, puedes hacer una visita a la ciudad de Irkutsk, situada muy cerca del lago, importante por su arquitectura tradicional en madera, sus numerosos museos y su interés cultural general.
