En las profundidades de Siberia se esconde una maravilla de la naturaleza, una arboleda oculta hasta hace poco a los ojos del hombre. Un paisaje ignoto, una belleza todavía pura en este mundo tecnificado: Los bosques vírgenes de Komi.
Con una extensión de 3.28 millones de hectáreas de álamos, abetos, coníferas y tundra se trata de uno de los bosques boreales más grandes de Europa. Los bosques vírgenes de Komi están situados en los montes Urales, en la región de Siberia. Es uno de los pocos “pulmones” que quedan en la tierra, un tesoro preciado que no podemos perder.

Los bosques vírgenes de Komi acogen numerosas especies vegetales. Aparte de los abetos y álamos anteriormente mencionados, la cobertura del suelo está llena de arándanos rojos, matorrales y musgo. En las zonas del bosque cercanas a los ríos el sauce, el serbal, la cereza de pájaro y la grosella negra son los “señores del bosque”. Además, es el único lugar del continente europeo donde se encuentra el pino siberiano, una especie endémica.
La zona oriental de la arboleda rodea la cordillera de los Urales. Está dominada por formaciones glaciares, cuevas subterráneas, cráteres y los lechos de los ríos creando un paisaje muy hermoso por su singularidad. Su zona oeste en cambio, presenta pantanos, tierras bajas y colinas creando un juego de contrastes con la región este, que acentúa más su belleza.

Protegidos por la foresta, en Komi se encuentran más de 250 especies animales. El omnipresente lobo, la nutria perseguida por su hermosa piel, la astuta ardilla y el poderoso oso pardo son las especies más características. Entre las aves destacan el urogallo, el cascanueces, el pájaro carpintero de tres dedos y el ánsar.
No podemos olvidarnos del mundo acuático, los bosques vírgenes de Komi son atravesados por numerosos ríos y lagos que alimentan a la “Madre Tierra”. Ocultos en sus profundidades son el hogar de salmones, tímalos y pescado blanco, que desovan en sus aguas.

El poblamiento humano de esta zona data de tiempos muy antiguos. Hasta la llegada de los rusos en el siglo XVII, los bosques vírgenes de Komi eran el hogar de la tribu siberiana Mansi y los Pecheras que dejaron numerosos restos arqueológicos. Podemos destacar un santuario Mansi, y restos fósiles del Paleolítico como bífaces y puntas de flecha.
En 1984, los bosques de Komi fueron inscritos en la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, siendo el primer bosque ruso en recibir tal galardón. Desde entonces, su ecosistema único le ha hecho objeto de estudios científicos que han ayudado a comprender la biodiversidad de la taiga y la tundra.
El bosque está dividido en 17 “reservas” con 33 monumentos naturales y 3 granjas de propiedad estatal. Para los que quieran visitar esta zona, existen visitas guiadas y tours para los turistas amantes de la naturaleza.

A pesar de la protección que goza como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y del estado ruso, el bosque se encuentra gravemente amenazado por la avaricia del hombre. En Komi existen yacimientos de oro, cuya explotación es codiciada por muchas empresas. También, la industria maderera ha intentado obtener las concesiones necesarias para conseguir la madera del bosque de Komi, con los que obtendrían pingües beneficios.
Por ahora, la arboleda ancestral de Komi mantiene su pureza pero, no sabemos hasta cuándo podrá resistir ante el avance imparable del ser humano.

Por eso querido Russian Lover, ¿te atreves a Viajar a Rusia e internarte en la inmensidad de los bosques vírgenes de Komi?
Es un asunto arriesgado, pero merece la pena contemplar esta maravilla de la naturaleza. No te lo pienses más, ¡a por la aventura!